En verdad loca
Hice mis kilómetros.
Recorrí –a pie o en cuatro patas–
mis cumbres y mis valles.
Me dejé deslizar por las laderas
–frías de nieve o praderas–.
Me reí bastante y bastante me aburrí.
Bailé como loca y me deprimí.
Inhalando carcajadas
buceé en apnea y en el fondo, en lo hondo,
lloré sin que se noten las lágrimas en el mar.
Supe todo, no supe nada
y volé en un kayak hasta este lugar.
Nadia Soso
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